En mayo del año pasado, la empresa Berkshire Hathaway celebró su conferencia anual para inversores, un evento que tanto sus accionistas como muchos inversores esperaban con entusiasmo, dado el silencio que había tenido Warren Buffett, su fundador, desde que estallara la crisis del coronavirus.
Warren Buffett es considerado el inversionista más exitoso de la historia. Debido al fenomenal éxito de su empresa, muchos inversionistas buscan copiar cualquier actividad bursátil que haga, por lo que muchos analistas hablan del “efecto Buffett”.
En esta oportunidad, la conferencia tuvo que hacerse por videoconferencia por culpa del COVID-19 y el archiconocido multimillonario no se anduvo con rodeos, manifestando que “el mundo está cambiando y no sé hasta cuánto más puede cambiar”, y reafirmando su decisión sobre la venta de toda su participación en compañías aéreas.
Como se podía haber esperado, la respuesta del mercado fue inmediata y la mayoría de las acciones mundiales del rubro aeronáutico sufrieron cuantiosas pérdidas, bajando su valorización bursátil en torno a un 10% luego de haberse realizado esta conferencia. La mayoría de los medios noticiosos difundieron esta noticias sobre cómo el “efecto Buffet” estaba afectando la industria aeronáutica. Sin embargo, lo que ha llamado la atención es la poca cobertura que se ha dado en los medios especializados a sus declaraciones más profundas y de largo plazo sobre que ...
“el mundo está cambiando y no sé hasta cuánto más puede cambiar”.
Si Warren Buffett, considerado el inversionista más exitoso de la historia, está realizando esta declaración es porque lo que estamos viviendo no es sólo una tormenta o una nueva crisis, de la cual tarde o temprano vamos a salir y volver al mundo que conocíamos. Estamos viviendo un punto de inflexión donde el mundo que había, previo al COVID-19, ya no va a existir más y estamos avanzando hacia una nueva realidad que todavía es desconocida.
¿Y entonces qué podemos hacer en este período mientras no sepamos cómo va a ser esta nueva realidad? Las personas y empresas, en este contexto, hemos visto limitadas nuestras actividades y, con pocas excepciones, nos hemos concentrado en reaccionar para sobrevivir. Nuestra naturaleza humana nos ha condicionado para que, ante situaciones de amenazas, se active nuestro sistema nervioso primitivo de supervivencia, que nos incita a correr, luchar o escondernos, y enfocarnos en predecir o anticipar un resultado.
Si seguimos nuestro instinto de supervivencia, entonces mejor deberíamos esperar hasta que pase la tormenta para después salir cuando la lluvia haya acabado. Sin embargo, como menciona Warren Buffet, lo más probable es que la lluvia no va a parar. Entonces ¿cuál es el camino a seguir?
Tenemos que aprender a vivir bajo la lluvia.
“Salir a mojarnos” es el único camino que existe para detectar las nuevas oportunidades que están apareciendo a partir de esta nueva realidad, oportunidades que permitirán satisfacer las nuevas necesidades y solucionar los nuevos dolores que estamos teniendo las personas y empresas.
El gran desafío que tenemos actualmente es que nos hemos acostumbrado a vivir en un modelo de realidad, y de “causa y efecto”, donde habíamos aprendido a vivir con un pasado familiar, donde conocíamos cómo era la forma de trabajar y relacionarnos para lograr nuestros resultados, así como también habíamos aprendido a vivir con un futuro predecible, donde podíamos anticipar los resultados producidos por las acciones que realizáramos.
Como la “realidad” está cambiando, tenemos que cambiar para poder abordar esta nueva realidad.
Cambiar es entrar a lo desconocido, a sentirnos incómodos, a vivir la incertidumbre, a no tener el control para predecir el siguiente momento. Y también cambiar es comenzar a hacer cosas diferentes, es abrirse a nuevas experiencias y evento y crear algo nuevo. Ante la incertidumbre, la mejor manera de predecir nuestro futuro es creándolo. ¿Y entonces qué hacer para dirigir nuestra atención al camino de solución que nos entrega el cambio en lugar del peligro que nos genera iniciarlo?
En chino, la palabra que representa el concepto de crisis está formada por dos caracteres, el primero es “Wei” que significa peligro, y el segundo es “Ji” que significa punto de Inflexión. Independiente de que tan correcto es traducir las palabras en chino en forma separada, nos ofrece la base para interpretar que el significado está más asociado a realizar un cambio decisivo para movernos desde el peligro hacia un resultado beneficioso. Ese cambio decisivo requiere de una decisión, de un deseo ardiente para querer “salir a mojarse” y creer que será más beneficioso que quedarse aferrado a lo conocido, requiere...
Construir un sentido de urgencia.
Tenemos que sentirnos que estamos en pánico y actuar como si nuestra casa se estuviera quemando, sino, vamos a seguir quedándonos en la zona de confort. Mientas no hagamos nada, no pasará nada. Mientras no hagamos cosas diferentes, no vamos a obtener resultados diferentes. Mientras no nos abramos a nuevas experiencias, no vamos a poder generar mejores experiencias a las personas que nos rodean, como colaboradores y clientes.
Cada persona y empresa es un mundo, no hay dos iguales. Por lo tanto, cuando queramos construir este sentido de urgencia para cambiar y transformarnos para abordar esta nueva realidad, hay que considerar primero la preocupación por la salud de las personas y la propia, la preocupación para que nuestras empresas sobrevivan de esta crisis y, finalmente, la preocupación por el impacto social que está teniendo este contratiempo. Necesitamos entender primero las historias que son importantes para las personas que se van a ver impactadas por esta Transformación.
Cómo dijo Warren Buffett en su discurso, “el mundo está cambiando y no sé hasta cuánto más puede cambiar”, así que la pregunta es:
¿Cuál será tu sentido de urgencia para transformar tu persona, tu equipo, tu empresa, tu organización para poder abordar este nuevo mundo… esta nueva realidad?
No es suficiente solo saber que tenemos que transformarnos, que tenemos que adoptar la agilidad en nuestra forma de trabajar, que tenemos que iniciar el proceso de Transformación Digital, que tenemos que poner a las personas en el centro, y esta vez de verdad, que tenemos que cambiar las forma en que gestionamos los cambios. Hoy es el momento para saber el cómo podemos transformarnos, de saber cómo iniciamos un Proceso de Transformación ágil, de saber cómo comenzamos un proceso de Transformación Digital, de saber cómo partir un proceso de Transformación Cultural en nuestras empresas y organizaciones.